El Templo Masón “Los Hijos de Trabajo”, forma parte de la tradición local, por ello se considera un imperdible de Buenos Aires. Su diseño arquitectónico y las historias que se entretejen a su alrededor, lo distinguen como un lugar emblemático. Ubicado en San Antonio 814 del barrio Barracas, este templo fue fundado en el año 1882.
Hoy por hoy, sus instalaciones forman parte del patrimonio, que cuentan el legado de las antiguas generaciones. El Templo ha dejado profundas huellas de un pasado que habitantes y turistas, desean explorar. En dicha edificación, se vivió por primera vez en la Nación, el desarrollo de la actividad masónica.
Una filosofía con valores trascendentales
Es importante señalar, que a través de diversas actividades, la Logia logró integrarse a la sociedad. Por tanto, mostraban su apoyo a vecinos y personas más necesitadas. Destaca que posterior a su fundación, fueron creadas fundaciones y clubes, algunos aún activos.
La aparición de la fiebre amarilla gestó grandes cambios en la conformación de Barracas. Inmigrantes trabajadores le dieron forma al barrio, que vió nacer a varas organizaciones gremiales. La Masonería como institución progresista, congregaba a personas de diversas religiones, sin distinción alguna. Sus seguidores tenían el deseo de avanzar y construir, a través de una serie de principios filosóficos. Uno de sus iconos es la figura del albañil y la arquitectura. Bajo los lemas de Justicia, Verdad y Trabajo, propusieron un nuevo esquema de desarrollo humano.
Visitar esta fachada, es trasladarse a este mundo de símbolos y secretos. Le da una gran expresión al barrio su nombre “Hijos del Trabajo”, ya que representa el evidente desarrollo de Barracas. Aún, los masones poseen su taller dentro de estas paredes, desde allí realizan sus obras secretas. Por otra parte, abren sus puertas al público, para contribuir de una u otra forma, al barrio que les abrió los brazos.